¿No le parece una buena forma de hacer las paces con su cónyuge invitarlo a cenar, y después a pasar la noche en un lugar muy íntimo y reservado? De tanto en tanto, debería programar veladas de este tipo. Todo se vería mejor. En el ámbito hogareño, no piense que lo hecho, hecho está. Si se mostró descortés con ese vecino o ese compañero, pida disculpas: evitará problemas en el futuro. Sentirá, además, un inmenso deseo de libertad y de aventuras que se apoderarán de usted. Contará impaciente cuántos días le faltan para irse de vacaciones o al menos empezar a planearlas. ¡Calma! Todo llega.